Al compás del viento

Al compás del viento

Verónica Uribe

La rosa de los vientos representa los rumbos en los que se divide el horizonte, o marca los vientos y las coordenadas del mismo. A pesar de ser un símbolo fijo y bidimensional, utilizado desde la Edad Media en las cartas de navegación, la rosa de los vientos tiene connotaciones de direccionalidad, cambio, trayecto o de la búsqueda del tan apetecido Norte. Por su misma condición cambiante, la rosa de los vientos es un símbolo que se presta para su uso literal o metafórico. En el caso de este proyecto, la intención es encontrar en la esencia de la rosa, la manera de conversar sobre procesos pictóricos y procesos de vida. Cada proceso, cada elemento vivo, cada pieza del rompecabezas del mundo está sujeta a constantes cambios y transformaciones. La identidad de la rosa se ve afectada por la idea de flexibilidad y del giro sobre un mismo eje que no afecta la esencia de las cosas. El viento puede cambiar, pero la rosa permanece intacta.

Sobre esa misma idea de movimiento eterno, de fluctuación, quisiera trabajar una serie de pinturas que apelaran al uso de la rosa en esa enorme variedad de posibilidades. Cada día trae cosas nuevas, cada rumbo marca pautas cambiantes. Esta serie de pinturas mantendría la imagen de la rosa de los vientos, pero jugaría con los formatos y las posiciones de la imagen. Una instalación de 360 pinturas, todas en formatos y tamaños distintos, que en su construcción completa apelarían a la idea de que ninguna es igual a la otra. Jugando con los 360 grados de la circunferencia de la rosa, estas 360 pinturas compondrían una pared donde aquella variedad y multiplicidad sería evidente.

Es un juego pictórico, es un ejercicio que pondría el acto de pintar en práctica, pues al enfrentarme a una imagen nueva pero igual cada vez, las posibilidades creativas entrarían en materia. Al regresar a la pintura después de un año de no ejercerla busco la manera de encontrar una forma dinámica que recuerde las mil y un posibilidades que tiene una misma imagen.  Después de años de trabajar sobre nociones cartográficas, de mapas, símbolos y viajes, la rosa de los vientos aparece en mi vocabulario pictórico como un reto entre lo fijo y lo cambiante, lo conocido y la aventura.

Estas 360 pinturas, ausentes de estructura serial como tal, permitirían también al espectador una reflexión sobre lo que es una serie temática y sobre lo que es la pintura que intenta encontrar aquella forma que para cada artista se llama el seguir pintando, el no dejar de pintar.

Como la vida misma, con los vientos que pueden cambiar de un momento a otro, este trabajo sobre la rosa será, además de un reto pictórico, un juego estético de color, tamaño, ubicación y orientación en el sentido literal de la palabra.